He salido dos
veces de mi casa en auto y las dos he sido detenido. La primera por la
polícia, a tan sólo a dos calles de mi casa para verificar si mi auto no
era robado (Creen que todos somos como ellos) y la segunda, por los
militares para checar mi cajuela a ver si no traía al Chapo agazapado en
ella y ¡a mis dos hijos! (¡de uno y cuatro años!) como pantalla.
Pobrecillos, la verdad hay que reconocerles que son geniales en su estupidez. Lo digo nuevamente y de forma sincera: Lástima que me afecte, que tenga que ver conmigo y mi país, y mi gente y que, además, sean mis impuestos los que de una u otra forma se invierten en pagar penales de alta seguridad tan fáciles de birlar como si fuera la cárcel de la kermés, y el sueldo de todos estos inútiles (comenzando por el Presidente), y hasta los mismos utiensilios de cocina que se metió a lavar el Chapo a la regadera antes de decirles: ¡Mejor se lo lavan ustedes, yo me voy! Porque si no creo que disfrutaría más despreocupadamente de la tragicomedia mexicana.
Pobrecillos, la verdad hay que reconocerles que son geniales en su estupidez. Lo digo nuevamente y de forma sincera: Lástima que me afecte, que tenga que ver conmigo y mi país, y mi gente y que, además, sean mis impuestos los que de una u otra forma se invierten en pagar penales de alta seguridad tan fáciles de birlar como si fuera la cárcel de la kermés, y el sueldo de todos estos inútiles (comenzando por el Presidente), y hasta los mismos utiensilios de cocina que se metió a lavar el Chapo a la regadera antes de decirles: ¡Mejor se lo lavan ustedes, yo me voy! Porque si no creo que disfrutaría más despreocupadamente de la tragicomedia mexicana.